
La verdadera magia la aprendí cuando me hice consciente de mi poder, cuando admití la divinidad en mí y en todas las cosas, cuando supe ir a mi centro. Todos somos seres con el potencial del universo; solo tenemos que creerlo. Eso hizo la presencia del Maestro en nosotros: enseñarnos día a día que los límites los ponemos nosotros mismos y que nada es imposible si decidimos que lo sea, aunque el mundo entero diga lo contrario. Eso es creer en la magia. Aprendimos a hacer las cosas sin más, partiendo de los medios que estuvieran en nuestras manos en cada momento, recurriendo a la creatividad y la improvisación para suplir la falta aparente de recursos. La magia es hacer que los imposible se haga posible. Aprendí a empezar a creer en mí.
El despertar de los maestros creadores, Víctor Brossa.
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