Los hijos no son posesiones de los padres; son bendiciones del Universo. Son brillantes espiritus individuales, viejas alamas que vienen a tener otra experiencia humana. Han elegido a sus padres por las lecciones que les van a dar y los desafíos que les van a presentar. Están aquí para enseñarnos muchas cosas si estamos dispuestos a aprender de ellos. Los hijos representan desafíos porque suelen tener formas diferentes de mirar la Vida. Los padres suelen insistir en enseñarles ideas viejas y anticuadas que los hijos saben instintivamente que no son las correctas para ellos. Es el deber de los padres proporcionar a estas almas un espacio seguro y sustentador para que desarrollen al máximo su actual personalidad.
Ojalá lográremos comprender que cada niño que llega a este planeta es un sanador y podría hacer cosas maravillosas para el progreso de la humanidad si se lo alienta. Cuando tratamos de obligar a un niño a entrar en un molde que nos transmitieron nuestros padres y abuelos, perjudicamos al niño y la sociedad.
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