martes, 8 de mayo de 2012

Sabes quién eres?‏



Un hombre viaja en metro.
Está pensando en el trabajo que el espera en la oficina.
De repente alza la vista y le parece que otro hombre, en el asiento de enfrente, lo mira fijamente. En su abstracción, ni siquiera nota que lo que ve es solamente su imagen reflejada en un espejo.
- ¿De dónde conozco a este tipo?- se pregunta al notar que su rostro le es familiar.
Vuelve a mirar, y la imagen, como es obvio, le devuelve la sonrisa.
- Y él también me conoce- se dice en silencio.
Por más que intenta dejar de pensar en esa imagen de la cara familiar, no consigue alejarla de su mente.
El hombre llega a su destino y, antes de ponerse de pie para bajar del tren, saluda a su supuesto compañero de viaje con un gesto que, como no podía ser de otra manera, el otro devuelve inmediatamente.
En su trabajo, no puede dejar de preguntarse:
- ¿De qué conozco yo a ese tipo?
Cómo le gustaría tener una fotografía de ese hombre para poder mostrársela a sus compañeros. Quizás alguno de ellos podría ayudarle a identificarlo…
Al finalizar su jornada decide caminar hasta casa para darse el tiempo de buscar en su memoria.
Una hora más tarde entra en su apartamento, todavía sin respuesta. Se ducha, cena, mira la televisión, pero no puede prestar atención.
- ¿Dónde he visto a ese hombre?- se pregunta todavía al acostarse.
A la mañana siguiente se despierta con una sonrisa…
- Ya sé- dice en voz alta, sentándose de golpe en la cama y golpeándose la frente con la palma de su mano- ¿Cómo no me di cuenta antes?
Ha resuelto el problema que lo tenía preocupado.
- ¡Lo conozco de la peluquería!!!
Si no empezamos por conocernos será imposible saber quiénes somos, reconocernos en nuestros actos y hacernos reponsables de cada uno de ellos. Nunca sabremos con claridad cuál es el límite entre el adentro y el afuera. Si es cierto que queremos conocernos, deberemos aprender a mirarnos con valentía decidiendo simplemente ser, aun a riesgo de perdernos por un rato. Sólo así podremos lograr que sea nada más que lo interior lo que nos defina. Una tarea de por sí difícil, sobre todo si uno pretende encararla sin aislarse de los demás, sin renunciar a sus grupos de pertenencia social, familiar o laboral. Y que quede claro que eso no significa ignorar a todos ni volverse sordo a sus opiniones, entre otras cosas porque no ignoro que necesitamos de sus miradas para completar nuestra percepción de nosotros mismos, para ver esos aspectos que se ocultan en puntos ciegos a nuestra mirada, sólo significa no condenarnos a andar por el mundo preguntando a los demás quiénes somos o cómo deberíamos ser.
Jorge Bucay.
Del libro: " 20 pasos hacia adelante".

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