jueves, 26 de abril de 2012




Para mí, la chispa divina que hay en nosotros trabaja por medio de nuestra personalidad y trae las condiciones adecuadas para que podamos aprender, aunque, en general, llamamos a esas condiciones difíciles o incluso malignas.
Un día descubrí un nuevo punto de vista con respecto a esta cuestión. Buscaba ayuda para clarificar mi dirección y consulté el libro Limpia tu mente, de Krishnamurti, un maestro indio iluminado. A lo largo de los años, había leído y escuchado sus palabras, pero, esta vez, realmente seguí sus consejos. El decía que si contemplamos nuestros defectos y equivocaciones, las cosas que nos desagradan de nosotros mismos y nuestros sufrimientos sin juzgarlos, sin condenarlos, sin ninguna reacción mental y también sin aprobación, sino simplemente percibiéndolos y aceptándolos por completo, entonces experimentaremos una trasformación psicológica sorprendente. Así lo hice,siendo consciente de mis muchos defectos, y, en efecto experimenté una transformación milagrosa: me encontré ante la increíble presencia del Amado. Antes siempre tenía que "elevarme" por encina de mis aspectos negativos para llegar a Dios.
Ahora ofrecía lo negativo al todo sin reservas, con una actitud completamente receptiva y obtenía una respuesta positiva; parecida, quizá, a la manera en que el rayo responde a las fuerzas negativas de la tierra. Desde entonces, he ido repitiendo este ejercicio.porque parece no existir l´ñimite en lo que me desagrada de mi misma, y a menudo he sentido una maravillosa liberación, una sensación de libertad y amor ilimitados.
Elegir el amor-Dorothy Maclean

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