Antes de nacer como seres humanos, nuestro Periespíritu se pone en contacto con la energía astral del planeta donde nuestro Ser espiritual encarnará, para conocer y asimilar la frecuencia energética y poder adaptarnos al ambiente del mundo en que tendremos que vivir.
Cuando se proyecta un trabajo encarnatorio, la magia empieza actuar ya en el cuerpo físico, en el claustro materno, la energía del Periespíritu es la que actúa en primer lugar dando sus energías y los efluvios magnéticos a los Espíritus progenitores o padres que han formado el nuevo cuerpo.
Impregnada de energía astral del planeta actuará en el momento de la fecundación para preparar los lazos que permitirán la posterior actuación del Alma y del Espíritu en la acción moldeadora de la materia en formación, hasta que se convierte en la envoltura, que como cuerpo físico armonizado con el ambiente, nos sirve para vivir la vida humana.
Los padres NO SON los que deciden tener o no tener hijos. Los padres son los instrumentos que los Seres de Luz, responsables de las programaciones encarnatorias, utilizan para cumplir una parte del proyecto evolutivo en el campo material.
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