Siempre recordaré a una mujer extraordinaria y conmovedora. Tenía cerca de ochenta años. Al verla pensé:
-¿Qué hace aquí esta mujer? ¿Está terminando una relación?
En la sala, uno a uno, todos contaron su historia: por qué estaban allí, quién los había dejado el día de Navidad, qué se proponían superar, de qué modo increíble había terminado su relación... Finalmente le llegó el turno a esta mujer y le pregunté:
-¿Cuál es la razón por la que está aquí? ¿Ha terminado alguna relación?
Ella respondió:
-Terminé una relación hace cuarenta años con mi marido, y estaba tan disgustada y llena de ira que he pasado estos cuarenta años amargada y furiosa. Me he quejado de mi ex marido con mis hijos, me he quejado con toda la gente que conozco. Nunca he confiado en otro hombre. Nunca tuve otra relación que durara más de tres semanas porque surgía algún tema que me recordaba a aquel hombre vil con el que había estado casada. Nunca conseguí superarlo. Y ahora me estoy muriendo, no me quedan más que unos pocos meses de vida. No quiero llevarme toda esta ira a la tumba. Me siento muy, muy triste por haber vivido todos esos años sin volver a amar a nadie. Así que por eso he venido. No pude vivir en paz, pero quiero morir en paz.
Si te preguntas si tienes el valor o la fuerza necesarios, si quieres saber si alguna vez superara esa ira, recuerda a esta mujer, esta maestra grande y trágica.
Daphne Rose Kingma, terapeuta y escritora.
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