Muchas mujeres han sido condicionadas a percibir el ciclo menstrual y el de la menopausia como procesos dolorosos, con molestia, irritación, fenómenos incómodos, incluso una maldición que interrumpe su trabajo, su vida social y las actividades de la vida cotidiana. Siempre presionadas a estar en el exterior, terminan perdiendo el contacto con la sacralidad lunar, con la profunda sabiduría de la matriz y su conexión con la tierra.
-Roslyne Sophia Breillat.-
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